La valoración de empresas es una herramienta esencial que va más allá de la mera aplicación de técnicas financieras; su verdadero valor reside en la capacidad de gestionar y limitar los riesgos inherentes a una adquisición.
Este artículo explora cómo una valoración bien fundamentada no solo establece un marco para la negociación, sino que también garantiza que la inversión esté alineada con los objetivos financieros del comprador, minimizando riesgos y aumentando las probabilidades de éxito en la transacción.
Índice
- El propósito fundamental de la valoración: Controlar el riesgo
- Aplicación práctica: Ejemplo de una empresa de tamaño mediano
El propósito fundamental de la valoración: Controlar el riesgo
En cualquier proceso de adquisición, el riesgo más significativo para el comprador es pagar un precio que exceda el valor real que la empresa adquirida puede generar. Este riesgo se ve exacerbado cuando las decisiones de compra están influenciadas por factores emocionales, como el deseo de adquirir una empresa que parece estratégica sin una base objetiva que justifique el precio.
Aquí es donde la valoración técnica entra en juego: su principal objetivo no es solo calcular un valor, sino establecer un marco que permita al comprador controlar y mitigar estos riesgos.
Lo que se logra con una valoración técnica
Establecer un rango de valor objetivo
La valoración técnica proporciona un rango de valor que sirve como referencia clave en la negociación. Este rango no es arbitrario, sino que se basa en la capacidad de la empresa para generar flujos de caja futuros. Por ejemplo, consideremos el caso de una empresa mediana con un valor estimado entre 7 y 8 millones de euros.
Este rango, fundamentado en la capacidad de la empresa para generar beneficios futuros, ofrece un punto de partida claro para la negociación: el comprador debería iniciar la oferta en el extremo inferior para proteger su posición, mientras que el vendedor intentará acercar la negociación al extremo superior del rango.
Mitigar el riesgo de sobrevaloración
Un riesgo común en las adquisiciones es la tentación de sobrevalorar una empresa, influenciados por expectativas optimistas o la presión de cerrar la transacción. La valoración financiera de una empresa impide que el comprador caiga en esta trampa, anclando la negociación en un valor que refleja objetivamente lo que la empresa puede generar en términos de flujo de caja.
Este enfoque asegura que el comprador no pague un precio que no esté justificado por el rendimiento financiero futuro de la empresa.
Proveer un marco de negociación eficiente
Al tener un rango de valor claramente definido, el proceso de negociación se vuelve más eficiente y transparente. El comprador puede negociar con confianza, sabiendo que cualquier movimiento hacia el valor máximo del rango debe estar plenamente justificado por datos financieros sólidos.
Este enfoque protege al comprador y establece expectativas claras para el vendedor, reduciendo las probabilidades de conflictos o malentendidos durante las negociaciones.
Aplicación práctica en el caso de una empresa mediana
Imaginemos una empresa de tamaño mediano, con un valor estimado entre 7 y 8 millones de euros, dedicada a la fabricación de componentes industriales. Esta empresa, a finales de 2023, presenta un perfil financiero sólido, con una rentabilidad constante y un flujo de caja estable, lo que la hace atractiva para posibles adquisiciones.
Sin embargo, el atractivo por sí solo no es suficiente para justificar un precio de compra elevado.
El rango de valor como guía en la negociación
La valoración técnica de esta empresa resulta en un rango de valor estimado, por ejemplo, entre 7 y 8 millones de euros. Este rango se calcula mediante métodos como el DCF (Descuento de Flujos de Caja) y se basa en su capacidad para generar beneficios futuros, ofreciendo así una base sólida para la negociación.
De acuerdo con la sentencia del Tribunal Supremo que menciona que el «El valor real configura un concepto jurídico indeterminado de imprecisos perfiles, como esta Sala ha subrayado en una jurisprudencia constante y uniforme, puesto que no se ampara en definición legal alguna y, permite, sea cual fuere el medio de comprobación o determinación que en cada caso se utilice, un cierto margen legítimo.
El Valor Estratégico en la Negociación: Utilización de Rangos de Precio
El valor real no arroja – no puede hacerlo- un guarismo exacto, único y necesario, sino una franja admisible entre un máximo y un mínimo”, por lo tanto no puede arrojar un número exacto, sino una franja admisible entre un máximo y un mínimo, este rango de valor proporciona una herramienta estratégica.
Para un comprador, la estrategia podría consistir en ofrecer inicialmente la cifra más baja del rango, digamos 7 millones de euros, y estar dispuesto a negociar hasta un máximo de 8 millones de euros. Si el valor se acerca al extremo superior, el comprador puede decidir retirarse de la negociación, evitando así pagar un precio excesivo.
Por el contrario, si se tratara de una valoración encargada por un vendedor, este podría utilizar el rango para justificar un precio de venta más elevado, comenzando la negociación desde el máximo estimado y cerrando el trato si se acerca al límite inferior.
Lo que no se debe perder de vista: El control del riesgo
El control del riesgo es el núcleo de lo que se obtiene al realizar una valoración técnica. Más allá de la cifra final, la valoración ofrece un marco para tomar decisiones informadas, basadas en datos objetivos, y para resistir la presión de tomar decisiones basadas en emociones.
En un entorno donde las decisiones mal fundamentadas pueden tener consecuencias financieras significativas, lo que se logra con una valoración precisa es la capacidad de actuar con confianza y seguridad.
Lo que se logra con una valoración bien realizada
La valoración de empresas, como se ejemplifica en este caso de una empresa mediana, es mucho más que un ejercicio técnico; es una herramienta estratégica que permite al comprador o al vendedor controlar y limitar los riesgos asociados con la transacción.
Al realizar una valoración precisa, se logra la capacidad de negociar con una base objetiva, y decisiones impulsivas que podrían llevar a una sobrevaloración o subvaloración, y asegurando que la inversión esté respaldada por una expectativa realista de retorno.
En resumen, gracias a la consultoría financiera de Tempus Quality, una valoración bien fundamentada no solo determina un precio, sino que protege a ambas partes y garantiza el éxito de la adquisición o venta.